El
otro día me hablaba uno de mis alumnos/coachee de su incapacidad
para afrontar las situaciones o problemas que se le presentaban
buscando oportunidades alternativas. “Es que - me decía – no soy
creativo”. No es la primera vez que alguien lanza sobre si mismo,
en mi presencia, un conjuro maléfico tan poderoso. No soy un
especialista es este tema, per si quiero compartir algunas
reflexiones personales sobre lo que entiendo son algunas barreras que
quizás nos impidan poder desarrollar nuestra CREATIVIDAD:
La
rutina es uno de los
principales obstaculizadores de la creatividad. Cuando hacemos una y
otra vez las mismas cosas es difícil ser creativo. ¿Por
qué no incorporas todos los días alguna nueva actividad? ¿Algún
nuevo pensamiento? ¿Alguna nueva emoción?
Las
pocas oportunidades que tenemos para poner en acción nuestras
destrezas. Si nuestro
trabajo, si nuestro día a día nos impide desarrollar nuestras
mayores habilidades, nuestra creatividad se adormecerá. ¿Conoces
tus mayores fortalezas? ¿Cómo las puedes desarrollar? ¿Qué vas a
hacer ya?
Ausencia
o escasez de retos. Cuando
en nuestra vida personal o profesional escasean los retos es poco
probable que se sea creativo. ¿Qué
nuevos retos tienes planteados? ¿Puedes incorporar alguno más?
¿Cómo que no? ¿Aunque sea sencillo? No te regales excusas. Si
quieres: puedes.
Poco
sentido de la responsabilidad personal. Cuando
las personas sentimos que no somos más que otro eslabón en la
cadena, nuestra motivación para ser creativos se resiente o
desaparece. ¿Quién o
que nos impide incorporar nuevas responsabilidades y acciones
especiales a nuestro trabajo? ¿Y a nuestra vida? ¿Para cuando la
búsqueda activa de nuestro ser individual?
Ausencia
de modelos. En muchas
ocasiones estamos rodeados de personas cuyo comportamiento es poco
creativo y esto es una invitación a que nuestro comportamiento
tampoco lo sea. ¿Conoces
personas creativas? ¿Qué te impide frecuentar su relación? ¿Qué
estás dispuesto a compartir con ellas?
Los
miedos. Muchas personas
temen ofrecer voluntariamente ideas creativas. Les preocupa que les
consideren “raros” o “tontitos”, o que se rían de ellos,
les critiquen o les censuren. ¿Qué
es lo que te hace dar poder a este tipo de personas? ¿Qué estás
dispuesto a “poner en juego” para dar rienda a tu creatividad?
Mentalidad
cerrada. Si estás
encasillado en tus formas de hacer, si estás acostumbrado a los
caminos que te son familiares, te será muy, muy difícil, pensar
creativamente. ¿Qué
creencias limitadoras te marcan siempre sendas de actuación
prefijadas? ¿Qué puedes hacer para desmontarlas o sustituirlas?
¿Qué creencias posibilitadoras te gustaría incorporar? ¿Qué te
impide hacerlo ya?
Exceso
de confianza. Si piensas
que ya sabes cual es la respuesta correcta, no dedicarás ni un
minuto a pensar creativamente en los enfoques alternativos. ¿Qué
te impide incorporar a tu pensamiento el “y si…”? ¿Qué
ganarías si en los planes de acción de tu día a día te
cuestionaras de vez cuando lo que conoces o haces?
Presiones
de tiempo. Es muy
difícil ser creativo cuando tenemos prisa. Sin embargo, casi
siempre estamos bajo algún nivel de presión de tiempo. Quizás no
seas capaz de eliminar estas presiones en tu vida, pero puedes dar
determinados pasos que te dejen tiempo libre para pensar
creativamente sobre los asuntos importantes. ¿Para
cuando tus diez minutos diarios para incorporar pensamientos
creativos? ¿Qué puedes hacer para ganar tiempo a dedicar a actuar
creativamente?
Perfeccionismo.
Si exiges
perfección, entonces no te gustan las ideas creativas ya que,
normalmente son enredadas y carecen de forma. El enfoque antiguo
siempre parece mas limpio y mas perfecto porque ya ha sido
desarrollado y perfeccionado. ¿En
que medida estás atrapado por la búsqueda de la perfección? ¿Qué
pasaría si alguna de tus proyectos fuera un veinte por ciento menos
perfecto y un veinte por ciento más creativo?
Miedo
al rechazo. A todos
nos preocupa que rechacen nuestra idea; es este un temor con el que
todos podemos convivir. Sin embargo, para muchos, la naturaleza de
esta ansiedad es más personal, cuando nos identificamos de tal
manera con nuestras ideas y sentimientos que cuando los rechazan,
nos están rechazando a nosotros como personas. ¿Qué
pasaría si separamos el rechazo a nuestra idea del rechazo
personal? ¿Dónde quedaría el miedo a desarrollar nuestra
creatividad?
Orgullo.
El sentirnos orgullosos de nuestras propias ideas con frecuencia nos
impide tomarnos en serio las ideas de los demás. Como resultado el
proceso creativo está hambriento de insumos. ¿Con
que facilidad acepto las ideas de los demás? ¿Cuándo fue la
última vez que acepte una por encima de la que yo tenía o había
propuesto?
Hay
mas barreras, seguro, pero tomando consciencia de las que hemos
descrito espero que estemos generando oportunidades para dar un
impulso a nuestra creatividad tan importante en cualquier momento,
cuando no más en momentos de crisis.